SIN SEÑAS PARTICULARES

El Registro Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas señala que en México existen más de 73 mil personas desaparecidas. Muchas de ellas son buscadas por unos familiares que viven el infierno de la incertidumbre cuyo fuego es avivado por un gobierno apático y una sociedad indolente que prefiere negar su realidad. Algunas de esas personas desaparecidas jamás verán la luz del día y sus cuerpos yacerán en fosas plagadas de difuntos amorfos cuyo reconocimiento es prácticamente imposible, salvo algunos que tienen “señas particulares”.

SIN SEÑAS PARTICULARES

La ópera prima de Fernanda Valadez, Sin señas particulares, se basa en una investigación periodística profunda que mutó en un guión escrito por ella y Astrid Romero, a través del cual se relata el camino cuesta arriba que tiene que seguir Magdalena para buscar a un hijo del que no sabe nada desde hace meses. Esta madre se enfrenta a la burocracia mexicana, transita por lugares inhóspitos del territorio mexicana, se interna en lo más pútrido del país y recoge testimonios con el único objetivo de hallar a su hijo.

En su camino Magdalena se encuentra a Miguel, un joven que acaba de ser expulsado de Estados Unidos y regresa a un país que le es ajeno y hostil. Miguel regresa a su hogar en búsqueda de su madre, pero la realidad lo golpea al mostrarle los estragos que la violencia dejó a su paso en lo que otrora era su edad. Su pueblo se convirtió en tierra de nadie y la esperanza de ver a su madre en una llama débil. Los pies de Magdalena no se detienen y son guiados por voces ajenas que le dibujan un camino difuso en el que, tal vez, se reencontrará con su hijo. El fin de la travesía de esta madre es impactante, revelador y, tristemente, real.

Esta cinta logra retratar perfectamente el dolor y la desesperanza que deja a su paso la violencia que azota al país. Todos los personajes muestran un dolor y una furia reprimida por años, de la que no pueden escapar. La violencia está presente en cada cuadro de la película, aunque de forma vedada. Esta violencia se presenta en cada acto de apatía, intransigencia, desinterés y negación que los personajes adoptan como mecanismo de defensa ante el mar de violencia en el que se ahogan día con día.

Las largas y cadenciosas tomas que muestra la cinta permiten transmitir la soledad e incertidumbre que padece la protagonista a lo largo de una búsqueda que, desde el inicio, se antoja infructuosa. Ella es una forastera en su propio país, mendiga información para conocer el paradero de su hijo y se enfrenta a un sistema burocrático resistente a las lágrimas e indiferente a las muertes que presencia, pan de cada día.

Magdalena es un personaje perfectamente construido e interpretado por Mercedes Hernández. Su fuerza y su coraje están escondidos tras un velo de aparente terquedad, sentimiento que le impide conformarse con la “verdad” que le venden tanto los burócratas como las personas que han experimentado el dolor que ella padece. El papel de Magdalena simboliza ese amor eterno que una madre tiene por su hijo y el poder del que la dota dicho sentimiento, a la vez que representa a un sector de la población que no se conforma con verdades oficiales y busca respuestas en un terreno fangoso lleno de obstáculos y muerte.

Miguel, por su parte, representa al grueso de los mexicanos que fracasaron en la búsqueda del sueño americano y tienen que volver a un país del que intentaron huir y que ahora los recibe con hostilidad. Miguel también es un extranjero en su propio país, navega por recuerdos borrosos que intentan reconstruir a través de los vestigios que conserva un pueblo azotado por la violencia y en el que las posibilidades de vivir dignamente son nulas.

El encuentro de estos personajes reivindica a aquellos mexicanos que han sido olvidados por sus compatriotas y que padecen la violencia que padece el país en carne viva. Sin señas particulares muestra con crudeza la realidad que azota al país y traza con maestría el periplo de aquellas personas que buscan a sus familiares desaparecidos en un laberinto que conjuga la incertidumbre y la apatía y en donde reina la violencia.